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Una pelea de barras en medio del festejo

En la vuelta al público en el país, integrantes de las barras de Comunicaciones y Lamadrid se tomaron a golpes de puño en la platea San Martín.

La pelea duró apenas unos minutos. Pero lo que ocurrió en la platea San Martín del estadio Monumental tiene mucha más implicancia que unas imágenes de diez personas agarrándose a trompadas. Porque no eran hinchas comunes los que protagonizaron el hecho violento destacado del partido de la Selección, sino barras de Comunicaciones y Lamadrid. Y tampoco cualquier barra: del lado del Cartero, como se llama a los seguidores de Comu, estaban su jefe Maximiliano Ariel Volonté y su segundo, Carlos Javier Villafañe. Del lado del Carcelero, como se reconoce a los del equipo de Devoto, estaba su cara más visible, Diego Richini.

Lo que terminó por confirmar lo que Infobae había adelantado en exclusiva el miércoles: como las entradas no habían salido nominadas, éstas podían parar al circuito de la reventa o ser utilizadas por los barras, que las consiguieron directamente de sus propias comisiones directivas que a su vez las obtuvieron de la AFA sin que nadie se pregunte nada. De hecho, todas las barras del Ascenso obtuvieron un promedio de entre siete y diez entradas cada una, según su importancia, que la mayoría utilizó para dar el presente en la cancha, repartidos estratégicamente entre la San Martín, Belgrano, Sívori y Centenario, lo que puede verificarse por ejemplo con la publicación en Internet del nieto del capo de la barra de Chacarita, quien con impunidad manifiesta mostró todas las que habían conseguido los Funebreros. También hubo beneficios para las barras de Primera en un número aún mayor. Pero la consigna era que no se notara nada y se estaba cumpliendo a rajatabla hasta el incidente entre Comunicaciones y Lamadrid que dejó al descubierto la maniobra.

Un incidente que, además, era previsible dada la rivalidad entre ambos equipos, cuyos enfrentamientos fueron habituales desde mediados de los 90 en adelante, llegando en una ocasión a terminar con uno de los más importantes barras de Lamadrid apuñalado. Pero además era previsible por los antecedentes de las personas que estamos hablando, algunos vestidos con la ropa oficial de su club y otros con los camperones oficiales de la Selección, que habitualmente ellos no compran en las tiendas oficiales como el resto de los mortales. Richini, por ejemplo, está en la mira de los organismos de Seguridad desde que en 2013 lideró un ataque de la barra de Lamadrid en la previa de un partido con Berazategui que terminó en una tarde de terror y con varios policías heridos. Si uno entra al club de Devoto y pregunta por Diego, todos lo conocen y le temen. Junto a él cayeron otros tres de Lamadrid, entre ellos Christian Caramelo Salomone y Facundo Sánchez, más Pitu Calderón.

Del otro lado, los prontuarios también asustan. El que terminó herido en la pelea de anoche fue Maximiliano Ariel Volonté, alias Chino, amo y señor de todo lo que ocurre en el club más extenso de la Capital Federal, como lo es Comunicaciones. Su figura quedó en la mira cuando el Ministerio Público Fiscal investigó un tremendo incidente contra el plantel de Estudiantes de Caseros en la semifinal del torneo de Primera B donde un dirigente Pincha terminó apuñalado. Aquél día la barra del Cartero ingresó al vestuario visitante y desató un caos. Junto a él ayer cayó también Carlos Javier Villafañe, su socio en los negocios en la institución de Agronomía. Para dar una dimensión de lo que manejan, ambos están denunciados penalmente desde el 19 de julio de este año por lesiones graves y amenazas de muerte sobre los directivos que estaban al frente del Futsal y el Fútbol Femenino de la institución, quienes actualmente viven con botón antipánico.

¿Por qué los agredieron? Porque la barra quería hacerse con esas actividades porque el equipo de las chicas había subido a Primera División y empezaban a aparecer los sponsors y dinero de la TV, ya que el torneo se emite por la TV Pública y también en el caso del Futsal para poder alquilar el estadio que tiene la actividad en forma privada. Y lo lograron. De hecho, la barra de Comunicaciones sumó esos negocios a otros que ya tenía: maneja también la pileta en la temporada de verano donde hacen una fortuna (tienen 150 tickets de ingresos diarios para vender por afuera), las canchas de fútbol sintético de 11 donde organizan torneos, la venta de la indumentaria y como si fuera poco el concesionario de las canchas de fútbol cinco que están sobre la avenida San Martín debe pagarles un canon para poder trabajar tranquilo. Todo con la cobertura ya sea por miedo u otras cuestiones del órgano fiduciario que maneja el club y con quienes están al frente del fútbol profesional, a punto tal que las personas agredidas debieron dejar la institución por las amenazas de muerte, denunciaron lo ocurrido ante la AFA pero el club minimizó el hecho.

Por fuera de lo que ocurrió con las barras que anticipa que cuando el torneo local vuelva con aforo ellos seguirán teniendo sus privilegios. Hubo un trapito detenido y se tomaron más de 200 denuncias de gente que compró entradas de reventa por Internet y fueron estafados con tickets falsos. La causa está en plena investigación pero Infobae accedió a algunos detalles del expediente en donde coincidentemente varias decenas de denunciantes admiten haberse contactado con gente de la barra oficial de River, por lo que sobre ella están las mayores sospechas. Por eso, para el regreso de los hinchas que se produciría en tres semanas, al fútbol argentino aún le queda una asignatura pendiente: reducir el poder de sus propios barras.

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By dayra

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