Cinco senadores visitaron a la expareja de Evo Morales y vieron que tiene una habitación muy pequeña, una cama y una percha para colgar la ropa. La exnovia de Evo Morales no vive como las demás presas.
La visita de senadores de la oposición y del gobierno al penal de Miraflores también sirvió para escuchar las demandas de otras internas que se encuentran en ese penal y conocer la situación en la que se encuentran. Una de ellas fue Gabriela Zapata, expareja del expresidente Evo Morales.
Según los legisladores, en la cárcel de Gabriela Zapata tiene las mismas condiciones que la expresidenta Jeanine Áñez, vive alejada de la población carcelaria y tiene beneficios que otros internos no tienen.
Para nadie es un misterio que las personas que tienen más dinero viven mejor tras las rejas. Durante el gobierno de Evo Morales, la reclusa convicta Gabriela Zapata Montaño, exnovia del expresidente, se dio a conocer como la reina del penal de Miraflores por haber cumplido con sus deseos.
El 19 de octubre de 2018 salió de la cárcel de Miraflores para acudir a un odontologo privado en el sur de La Paz con autorización judicial, dijo su abogado, Erlan Cabrera.
Con el gobierno de transición de Jeanine Áñez, su poder disminuyó, pero mantuvo algunos privilegios, esos que el dinero puede comprar.
En diferentes visitas a otras personalidades que se encontraban en la misma prisión, como la exministra Nemesia Achacollo, se conoció que la expareja del mandatario nunca se unió al resto de la población carcelaria y se quedó en el cuarto que se puso a su disposición, en exclusiva.
Pero ahora, miembros de la asamblea de la Comisión de Derechos Humanos dicen que no tiene privilegios. “Visitamos a Gabriela Zapata, vimos que tiene una habitación más pequeña que Jeanine Áñez, con una cama sencilla y tiene una percha para colgar la ropa, no vimos que tenía privilegios, estas versiones son falsas”, dijo la senadora Claudia. Égüez, quien formó parte del séquito que ingresó a la prisión.
Nada más llegar Zapata a Miraflores, se habilitó para su estadía la despensa de la cocina, en el segundo piso del penal. Estaba cerca del comedor de la policía, por lo que sembró una buena relación con los uniformados.
Más tarde, consiguió un espacio más grande, donde solía ser una sala de seguridad. No se puede decir que este lugar sea tan elegante como es, que no haya perdido el glamour en su vestido o la fragancia del perfume francés, pero aún tiene todas las comodidades. Este medio conoció que el espacio que habita Zapata cuenta con una cómoda cama, computadora, televisión por cable y aseguran que tiene un teléfono móvil, aunque los diputados dicen lo contrario.
Incluso hay versiones, y de altas fuentes, de que el gobierno de Morales entró y salió del penal como si se beneficiara del extramuro (presos que salen a trabajar y regresan de noche).
Zapata protagonizó uno de los escándalos de faldas que rodearon al expresidente Evo Morales. En febrero de 2016 se denunció una relación sentimental entre Morales y Zapata, quien admitió que tenían un hijo fallecido. El escándalo ocurrió pocas semanas antes del referéndum para modificar la Constitución Política del Estado y donde perdió Morales.
En 2017 se llevó a cabo una de las dos demandas interpuestas contra la expareja de Evo Morales, una por legitimación de ingresos ilícitos y otra por trata de personas. En el primer juicio, fue condenada a 10 años de prisión, la mitad de los cuales ya pasaron.
En abril de este año, Gabriela Zapata se declaró culpable del delito de trata y fue sometida a un juicio abreviado, aunque esta pena debe estar incluida en la primera condena, ya que las leyes bolivianas no permiten la suma de las penas.
Los detenidos protestaron contra Jeanine Áñez porque afirman que comparten habitaciones y que nadie tiene una habitación individual. También reclamaron la presencia permanente de médicos, abogados y familiares que tiene el expresidente, ya que no han visitado desde que se declaró la cuarentena del país por el coronavirus.