Las hospitalizaciones de niños por covid-19 han llegado a su mayor nivel en Estados Unidos desde que el país comenzó a monitorear los casos pediátricos hace aproximadamente un año.
Hacia finales de agosto, el promedio de admisiones por día bordeaba los 300 casos, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés).
Los médicos advierten que la situación podría empeorar en la medida que las escuelas están iniciando el año escolar y la variante delta, que se ha expandido por el país, se transmite mucho más rápido que las otras.
Y aunque la tasa de mortalidad pediátrica es menor al 1%, el problema más grave, dicen los expertos, son las consecuencias que el virus puede causar en los menores.
Entre ellas, el síndrome inflamatorio multisistémico (PIMS, por sus siglas en inglés, y también conocido como SIMP o MISC-C), que puede dañar el corazón de los niños, así como sus sistemas digestivo, nervioso y respiratorio.