Mientras la capital cruceña superaba las 24 horas de lluvia persistente, los habitantes de la Chiquitania aguardaban con ansias que las precipitaciones lleguen el este del departamento y así sofocar los incendios forestales que continúan. Según transcurría la jornada y a pesar de la llegada de un sur con cielos nublados, la lluvia esperada nunca llegó.
Las primeras precipitaciones se sintieron después del mediodía en Pailón y Cuatro Cañadas. Unas horas después, la lluvia golpeó a San Javier. En ese municipio se reportaron chubascos ligeros y esporádicos. Los vientos del sur y la poca lluvia lograron disipar el denso humo que cubría el centro urbano durante una semana.
San Javier se ha declarado como zona de desastre por heladas y sequías
El jueves, la Ascensión de Guarayos se preparó temprano para una lluvia que no llegaba. Recién por la tarde comenzó a caer una tímida lluvia, que se intensificó entre las 16:00 y las 17:00 horas. Una hora de lluvias relativamente fuertes puso fin a más de 60 días de sequía.
En esta ciudad, técnicos y bomberos municipales conmemoraron las lluvias que ayudaron a frenar el avance de focos activos de fuego.
En San Ignacio de Velasco, el caminito llegó más frío que el agua. Las escasas gotas que cayeron apenas humedecieron las calles de tierra roja y las losas que rodean la plaza principal.
Una situación diferente existe en el Norte Integrado, donde las lluvias fueron más intensas y prolongadas. En Ichilo se reporta el desborde del río Víbora, que inunda algunas casas ubicadas en sus inmediaciones. El distrito 7 de Yapacaní es el más afectado por este desbordamiento.