Desde su encierro en el penal de máxima seguridad de Chonchocoro, en La Paz, el gobernador de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, se pronunció este sábado ante el avasallamiento que sufrió por cuarta vez un predio privado en la provincia Guarayos, y que dejó hasta el momento dos trabajadores desaparecidos.
La primera autoridad departamental manifestó que es costumbre que en este tipo de situaciones, tanto el Gobierno nacional y la Policía Boliviana no accionan en contra de estos “grupos armados ligados al Movimiento Al Socialismo (MAS)”, pero sí le llamó la atención el “silencio de las autoridades cruceñas”.
“Es claro que los avasalladores se sienten protegidos por la inoperancia del Gobierno y por el silencio de quienes juraron defender a Santa Cruz y hoy faltan a su palabra”, expresó a través de una publicación en sus redes sociales.
No es primera vez que Camacho cuestiona a las autoridades cruceñas. Lo realizó con quien fue su vicegobernador y hoy gobernador en suplencia, Mario Aguilera, y luego en contra del presidente del Comité pro Santa Cruz, Fernando Larach, a quienes tildó ahora como “autonominados líderes”.
“Lamentablemente, hoy vemos que nuestro pueblo y nuestros productores están solos, los autonominados “nuevos líderes”, prefieren mirar a un lado o mantener un calculado silencio, mientras los grupos armados y encapuchados avasallan a tiros los predios productivos cruceños”, disparó.
Luego manifestó que los cruceños no pueden dejar que se naturalice los avasallamientos en predios privados que están en plena actividad productiva, cumpliendo la Función Económica Social (FES).
¿Qué pasó en la propiedad El Encanto?
La madrugada del jueves 11 de abril, un grupo de al menos 40 personas, armados y encapuchados, ingresaron por la fuerza a la propiedad El Encanto, ubicada en la provincia Guarayos, donde se asentaron en varias tierras, no sin antes torturar a varios trabajadores y tomar de rehenes a dos obreros.
Este sábado, un contingente de agentes de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (Felcc) junto a los propietarios del predio, llegaron hasta el lugar donde se registró el avasallamiento, pero grande fue sorpresa cuando los mismos avasalladores los esperaban cubiertos por el monte, con machete en mano, algunos con escopeta y otros con pausa en mano.
La Policía y los dueños retornaron ya que, además que el puente que conecta hasta el campamento fue destrozado y los avasalladores eran numerosos.